viernes, 1 de diciembre de 2017

La Paz abre las puertas del Cielo


La Paz nace como un don libre, espontáneo y honesto, cuyo fundamento es la vida; boga por el reconocimiento de la dignidad de cada ser humano, y existe como un valor que ha sido creado en el Paraíso para ser compartido en esta tierra.

La Paz impulsa la bondad, el conocimiento y la esperanza que reposa en el corazón de las personas. Por eso, busca la Justicia, estimula el surgimiento de puntos de encuentro y abre espacios donde se promueven los principios esenciales y se favorece la solidaridad. ¡Qué bueno es vivir para construir relaciones donde priman el respeto y la creatividad!

La Paz es un estado del alma, que exalta la oportunidad de trabajar hacia adelante, con la seguridad de generar momentos amables para todos: no es un derecho, es un valor. Un valor sagrado, que no puede ser manoseado por ideologías que atentan contra la existencia de cualquier criatura o se oponen a Dios.

La Paz defiende la vida desde la concepción hasta la tumba. Siempre protege a los niños no-nacidos, porque su fuente es el Amor. Es como un abrazo tibio que te consiente y te acoge para celebrar la pureza de tu ser. 

La Paz es humilde, no grita ni persigue, y se entiende como un testimonio de diálogo humano, donde florece la disposición amable de escuchar los argumentos de quienes no piensan como yo. De esta manera podemos conocer los anhelos de los otros. 

La paz se manifiesta en los hechos y en la palabra empeñada, no necesita de cámaras ni de farándula vacía, porque no busca ser parte de un show fatuo, sino testimonio de sana convivencia.

Esa Paz que conocí en el Paraíso trasciende, no se burla de Dios ni de quienes creen en un Ser Superior, y encuentra en la dimensión espiritual su más hermoso destino. 

Permite que la Paz del Paraíso sea parte de tu día: visita lugares sagrados, pues es allí donde mejor encuentras las esencias de tan noble valor, un valor que es patrimonio de todos, no botín político de nadie.

Amo la paz fraterna, esa Paz que nos une como Iglesia, porque vincula a los diferentes sectores sociales en la construcción de su futuro, y se opone a la lucha de clases, la violencia revolucionaria y la mentira del totalitarismo comunista.

La Paz no necesita ser explicada: es sencilla, se acepta a la luz de la razón, sin petulancias, chantajes ni condicionamientos; es fruto del perdón que brota desde el fondo del alma. Siempre está adornada por el arrepentimiento y la nobleza que espantan la soberbia, la falsedad y la insolencia.

Amo la Paz que refleja lo mejor del género humano, pues ella simboliza las caricias de Dios en el corazón de cada persona, y la forma como cada persona es capaz de llevar esa caricia a la vida de quienes los rodean: así abrimos las puertas del Cielo

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